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martes, 8 de octubre de 2013

RITUAL PARA CONVERTIRSE EN HOMBRE LOBO



Este es uno de los posts más comentados de este blog. El "porqué" no estoy seguro. Solo se que este mito tiene una repercusión y un enganche grande. La simbiosis entre bestia y humano, la ancestral creencia en el híbrido es todo un arquetipo de nuestra mente.
Con todos vosotros: "RITUAL PARA CONVERTIRSE EN HOMBRE LOBO"



"Hola, hola, hola, gran Espíritu del lobo, yo te saludo.
Te pido un don, una forma poderosa.
Dentro del círculo que he trazado.
Hazme un hombre lobo fuerte y audaz.
El terror del joven y el viejo."

Asi comienza el sortilegio de una parte de la transformación en hombre lobo. La literatura de la licantropía del pasado abunda en estos extraños cánticos elevados en lugares desolados, a veces dentro del perímetro de misteriosos círculos trazados en el suelo, y generalmente a la luz fantasmal de la luna llena.

Tratándose de invocaciones al mal, los cánticos se dirigían a los espíritus "de los muertos que están bajo tierra y se deslizan silenciosamente", los espíritus de los árboles y del aire, del calor y el fuego, del frío y del hielo. Al repetir los cánticos una y otra vez, el iniciado se preparaba psíquicamente para su experiencia. Sin embargo, aunque pudiera sentir las palabras, ellas no bastaban para alcanzar ese estado de perturbación mental que permitía matar y devorar a las víctimas. Era necesario ceñirse una faja o cinturón hecho con la piel de un lobo o de un asesino ahorcado.
Pero mucho más importante eran los vapores que debían inhalarse o los unguentos con que se untaban el cuerpo desnudo. Hechos con ingredientes tan impuros como poderosos, contenían substancias psicoactivas que liberaban el animal dentro del licantropo y lo lanzaban a sus sanguinarias correrías, en companía, como dice uno de los cánticos, de lo "más selecto de todos los huéspedes diabólicos: ¡Lobos, vampiros, sátiros y fantasmas!"

RITUAL:-Conforme a una fórmula muy antigua, en una noche de luna llena se deben trazar dos círculos concéntricos en un terreno liso.
-Después de trazar el segundo círculo, deberá encenderse un fuego de madera de pino o alerce y álamo negro, encima del cual se colgará un caldero de hierro con cuatro o cinco de los siguientes ingredientes:
  • semillas de amapola, beleño, hojas de abeto, perejil, sonamina (un extracto de dulcamara) y asafétida, una resina de gomero.
-Después de mezclar todos los componentes se calienta a fuego lento.
-Cuando las llamas crecían se recitaba este hechizo:
  •  "Elegido entre todos los huéspedes demoníacos, te ruego que me des aquí la gran forma gris que hace estremercerse a los hombres. ¡Ven! ¡Ven! ¡Ven!"
-Después de quitarse la ropa y ponerse una faja de piel de lobo, el iniciado se unta todo el cuerpo con un unguento alucinógeno hecho con alcanfor, acónito, semillas de anís, hojas de álamo, sangre de murciélago y hollín, mezcladas con la grasa derretida de un gato.
-Antes de que el unguento comience a hacer efecto, el hombre aspira los vapores intoxicantes que salen del caldero hirviendo, que lo preparan mentalmente para el siguiente eslabón del ritual.

Totalmente transformado -al menos en su mente- bajo el doble influjo de los vapores y el unguento, el hombre lobo salta en medio de la oscuridad.
Después de prometer servir a los poderes del mal, su destino es ahora marchar entre el crepúsculo y la salida del sol en busca de carne humana.
Pero por fuerte y amenazador que pueda creerse, sabe que un hombro lobo es vulnerable.
Por lo tanto, debe cantar, como un hechizo las palabras finales de la ceremonia de la transformación:
  •  "Derrite las balas, desafila el cuchillo, pudre el garrote, mete miedo en el hombre para que no aprese al lobo gris ni lo saque de su cálida guarida. Mi palabra es firme, tan firme como dormir o como la fuerza de los héroes".

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