El agua, ese elemento primigenio e indisolublemente ligado a la vida, ha sido desde tiempo inmemorial un instrumento perfecto para anticipar los hechos venideros. Todas las culturas han hecho uso de el.
La hidromancia se trata así de la adivinación y descubrimiento de hechos misteriosos a través del agua, basandose en sus corrientes, color y flujo.
El brillo del agua favorece la aparición de formas, siendo estas visiones muy subjetivas.
El uso de la hidromancia esta bastante extendido desde las primeras civilizaciones; por ejemplo los hebreos ya la utilizaban para sus consultas adivinatorias.
La mayoria de las sacerdotisas de los templos de las culturas más antiguas estaban dotadas para saber usar los poderes magicos del agua para la adivinacion a traves del agua.
Tras un baño ritual, se les trasladaba a un sitio de agua tranquila y alli, usando el agua como espejo, eran capaces de visualizar cosas que estaban ocurriendo aunque fuera a mucha distancia de donde se encontraban.
Antiguamente se tiraban tres piedras en un agua tranquila y se contaban las ondas que se producian.
Si el numero salia impar, se interpretaba como algo positivo.
De ahi se paso a observar el agua en un recipiente o tazon, y esto fue el precedente de la observacion a través de la bola de cristal, ya que, al igual que en esta, aparecen figuras y formas.
De todas formas, el metodo de tirar los guijarros no es el unico dentro de la hidromancia, ya que hay muchos mas. Desde tiempos remotos existen varios distintos, fundamentalmente practicados por los germanos.
Cuando se iba a las costas, se observaba atentamente el mar, siempre que no estuviera totalmente calmado, y se interpretaba el movimiento de las olas, su tamaño y agitacion, fijandose especialmente en las figuras de la espuma.
Se valoraba de forma especial el color que ese dia presentara el mar.
Tras una invocacion, en el agua aparecia escrito a la inversa el nombre de una persona o de un objeto sobre los que se preguntaba.
Las germanas tambien inspeccionaban los torbellinos que se formaban en los golfos de los rios, y de ahi interpretaban los hechos futuros.
Si un hombre sospechaba que su mujer le habia sido infiel y que el hijo que ella esperaba no era suyo, una vez nacido el niño se arrojaba este al Rhin, y si lograba flotar se daba por hecho que era de él.
Si la criatura se iba hacia el fondo, se tomaba por bastardo.
Se llenaba un vaso con agua y el hechicero o consultante cogia un hilo del cual colgaba un anillo suspendido.
Segun el numero de veces que el anillo golpeaba el vaso, asi se interpretaba la consulta.
Se colocaba agua en un recipiente de cristal. Se añadia una gota de aceite y dependiendo de las formas que adoptara la gota extendiendose sobre el agua, asi se interpretaba lo que se viera.
Otra forma de hidromancia era echar agua en un cazo y pronunciar las preguntas para consultar el futuro, se hervia el agua y dependiendo del agua que saliera por los bordes, asi queria decir una cosa u otra.
Un método más:
Requiere un barreño al que preferiblemente se le pintará el fondo de negro y se cubrirá de agua hasta el borde. Mejor si ésta es de lluvia, de río o pozo que del grifo.
Se deja el recipiente toda la noche anterior al sereno pero cubierto con un paño a fin de que no caigan impurezas.
Una a una se irán haciendo las preguntas sobre cualquier tema, ya que este método de adivinación se basa en las ondas que se vayan formando. Con la primera claridad de la mañana habrá que observar el agua.
Si permanece tranquila y lisa como un espejo, lo que ha preguntado no se producirá. Si tiene un leve temblor, es un buen presagio, pero cuando las ondas formen círculos estará indicando que habrá muchas dificultades hasta que el consultante alcance lo que desea.
En el caso de que se formen pequeños triángulos, cuantos más, mejor, estará hablando de grandes ventajas y de riquezas. Por el contrario, las ondas en zigzag, vaticinan intrigas y perfidias.
Cuando se organicen pequeñas olas, hay que precaverse contra penas y disgustos y si se forma una ligera espuma en el borde está indicando una posible enfermedad.
En caso de que el viento haga rebosar el agua fuera del recipiente, le conviene dar marcha atrás en ese proyecto.